Panathinaikos y Anadolu Efes se enfrentaban en la jornada 21 de esta Euroliga con objetivos parecidos pero con ciertos matices clave: Anadolu buscando sumar una victoria fuera de casa para afianzar esa cuarta plaza que le garantizaría factor cancha y Panathinaikos queriendo hacerse fuerte en casa para intentar arañar las pocas posibilidades que le quedan para engancharse a los puestos de Playoff.

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Matt Lojeski ejecutando un lanzamiento ante el intento de punteo de Krunoslav Simon. Imagen de la Galería de Euroleague.net

 

El partido empezó con golpes ofensivos a ambos lados de la pista, con el Panathinaikos Opap siendo superior en ciertos puntos gracias al liderazgo de Nick Calathes y Anadolu  Efes contestando con rebotes en ataque (vía Bryant Dunston) y los puntos en contrataque o con las segundas oportunidades producidas por los rebotes, llevaron a que el marcador al ecuador del cuarto fuese de 11-9.

Tras los primeros cinco minutos de partido, los locales subieron el ritmo ofensivo, con gran acierto en el tiro, para intentar compensar los fallos en el rebote (que el equipo turco no solía aprovechar, sea dicho de paso) para seguir liderando el partido a pesar de que los hombres dirigidos por Ergin Ataman gracias a sus buen movimiento de balón y a los puntos desde la media distancia de Tibor Pleiss se mantenía en partido. El esfuerzo de los de Rick Pitino se vió compensado con un 24-16 a su favor al final del periodo.

 

Al inicio del segundo cuarto, los de verde metieron una marcha más (con alley-oops de Calathes a Thansis Antetokumpo primero y a Georgios Papagiannis después incluidos), pero el Efes se negaba a dejarlos escapar y, a pesar de anotar a cuenta gotas (con Vasile Micic y Shane Larkin como arietes), les era suficiente para alcanzar un marcador de 34-30 a cinco minutos para el descanso.

Antes de la media parte, los de Pitino afianzaron su poderío en la zona con Ian Vougioukas, James Gist (con sus asistencias tras liberar espacio al poste) o DeShaun Thomas pero seguían sufriendo a la hora de rebote y salir al contraatque. A pesar de ello, la falta de consistencia del equipo turco salvo en los minutos finales del cuarto (aún haciendo circular el balón de forma óptima todo el partido), además de anotar mayoritariamente mediante tiros libres, permitía que en el OAKA al descanso el marcador era 42-37.

 

Al inicio del tercer cuarto, el conjunto verdiblanco empezó como una apisonadora en ambos lados de la pista y (a pesar de seguir con la tara del rebote) lograban despegarse en el marcador gracias Calathes, Kilpatrick y un inconmensurable Thomas (matazo incluido que se le podía adivinar viendo su rostro tras el rebote ofensivo anterior a la jugada), ponía tierra de por medio a pesar de que el equipo de Ataman seguía remando. Al ecuador del cuarto, el marcador era de 57-42.

Tardaría poco el equipo turco en reaccionar tras los primeros cinco minutos. Un parcial 5-0 basado en el juego al poste y rebotes, lograban rebajar un poco la diferencia. Panathinaikos por su parte seguía manteniendo también los esfuerzos en los de la pintura rival para afianzar la diferencia. Pero como durante la primera parte, los blanquiazules mostraban su mejor baloncesto en los últimos dos minutos y medio de juego (con un gran acierto en el tiro de Rodrigue Beaubois y el liderazgo de Micic), dejaban el marcador en un apretado 61-56, mostrando que por mucho que sepan anotar también saben ‘bajar al barro’ en partidos apretados.

 

El último cuarto empezaba con ambos tratando de golpear en el aro rival en cualquier ocasión posible, contrarrestando cada canasta (con Anadolu siendo el equipo que lleva el ritmo de partido) hasta que Calathes decidió que había suficiente y anotó cinco puntos seguidos además de otro alley-oop para mate de Gist. 72-68 era el marcador a falta de 5 minutos para el final del partido.

Finalmente,y a pesar de una nueva irrupción de Rodrigue Beaubois, fueron los de verde y blanco (con un Gist imperial en el tramo final) los que lograron alzarse con la victoria por 88-75 , dando alas a sus posibilidades y fumata blanca al proyecto de Pitino, combinando perfectamente con ese ambiente que se crea en el propio estadio al mezclar el humo del tabaco y los focos entre pitos o cantos de la enérgica grada local.