Tras finalizar la última jornada de la segunda fase de grupos y con el torneo encarando su fase decisiva, toca pararse a pensar si realmente ha cambiado algo en el sistema FIBA, si realmente un Mundial de 32 equipos es tan catastrófico como se decía, si no lo es o si no afecta en nada.

Después de tirar de tópicos como que la competición empezaba con sorpresas, que «la vida sigue igual», que si nada era lo que parecía o incluso cuestionar la importancia de la fase de grupos me di cuenta (y se lo hago saber a usted que lee estas líneas) de que como diría el recientemente fallecido Camilo Sexto, (y al menos en estos casos) que «siempre me domina la traiciona la razón y me domina el corazón». Demasiadas emociones en un torneo loco y sin cabeza… Al menos en apariencia.

Esta jornada no servía para tirar de tópicos, si no para analizar los mecanismos de este tipo de competiciones, de lo que esconde ese «Bienvenido a (las competiciones) FIBA» que le envió Ricky Rubio a Donovan Mitchell. Porque cambian los equipos, pero rara vez engranaje que los permiten ganar, esos hábitos que todo gran equipo tiene.

El primer y único elemento que puede hacer ganar a cualquier equipo es entender la competición. Y puede parecer Da igual lo bien o lo mal que la empieces, bastante bien lo demostró Sasha Djordjevic de jugador (especialmente en Atenas 1998) y como, dirigiendo a los suyos desde el banquillo no lo haya visto venir (por poner el ejemplo más sonado). Poco se explica que quiera lucirse cuando no toca (salvo que tenga algo que no sabemos) y que su mejor jugador acabe a expulsión por partido en sus dos últimos encuentros, que no tengan recursos para superar las dificultades que tenían delante.

Sus primos segundos, los griegos, (la gran decepción de este Mundial después de todo) también se vieron abocados a la derrota al no saber gestionar su talento en el momento adecuado (como pasó con Italia, Lituania o Rusia anteriormente). Y lo peor de todo, es que tal vez no fue porque no quisieron… Sino porque (y esto es lo más triste teniendo tanta calidad y oficio en el equipo) no supieron.

¿Pero cuáles son esos elementos o hábitos que pueden hacer a un equipo campeón o dejarlo en un mero recuerdo? Pues adaptarse bien a la situación, tener un plan de seguridad y defender.

¿Pero por qué? La clave está en que todo gran equipo debe saber asimilar su propia identidad. Saber entender sus virtudes y sus defectos (especialmente los segundos), para poder afrontar cualquier situación que se le ponga enfrente de la mejor forma posible. Sea sacando sus virtudes u ocultando su defectos.

Y ahora el como (paso por paso) para entenderlo mejor:

1-Adaptación: Hay equipos que entienden perfectamente equipos que entienden que ganar un partido importa poco si pierdes el siguiente, la máxima de tratar de ganar el último partido que aparece en la película ‘Moneyball’. Y miren bien el termino: No digo saber, digo entender.

Porque España, Serbia**, Estados Unidos, Australia, Francia**, República Checa*, Argentina y Polonia* lo entendieron, por eso son los ocho mejores equipos del Mundial. Algunos sabían que debían arrollar en el momento** para asegurarse estar en la siguiente ronda, otros simplemente* jugaron el factor sorpresa y jugaron un mejor baloncesto colectivo para obtener ventajas corriendo más ante equipos lentos y ralentizar el partido en momentos clave (especialmente los checos).

Mención a parte merecen España, Argentina, Estados Unidos y Australia.

A los primeros no se les ha tenido en cuenta (de verdad) hasta que no ganaron a Serbia por considerarlos superiores. A los dos equipos Iberoamericanos porque llevan diez años dándolos por muertos y ahí siguen entre los mejores del mundo, siendo un ejemplo de transición generacional encomiable. A los tres grandes equipos de este siglo porque no habían jugado su mejor baloncesto en el torneo. Y a los cuatro porque decían que las bajas pesarían en su rendimiento.

Pero la resilencia en los momentos clave en forma de ese nombre que pueda ser Patty Mills, Sergio Llull, Facundo Campazzo o Donovan Mitchell en ataque; Joe Ingles, Victor Claver, Gabriel Deck o Myles Turner para ser claves en ambos lados de la pista trabajando en la sombra. y finalmente, hombres decisivos por su veteranía como Luis Scola o Andrew Bogut, talante y talento en el momento adecuado como Jayson Tatum y el liderazgo de un Ricky Rubio que parece haber salido de su letargo para demostrar porque debutó tan joven en la élite.

2-Tener un plan de seguridad: Aquí podemos coger los ejemplos de Grecia y Serbia (aunque se jugaran cosas distintas) no supieron estructurar bien sus intentos de remontada. Ambos intentaron meter todas las ganas que tenían en tratar de revertir el marcador. Efectivo fue, pero ni mucho ni por mucho tiempo, ante la falta de estabilidad del intento.

República Checa tuvo adormecido el partido durante alrededor de 20 minutos, hasta que los helenos pasaron a la carga a base de contraataques y lograron acercarse al objetivo… Hasta que los checos reajustaron. Lograron encontrar el tendón de Aquiles del combinado del este del Mediterráneo:La complejidad para generar en ataques estáticos además de cerrar el aro ante las acometidas de Antetokounmpo (que no iba a buscar el pase)… Y taparlo aprovechando las dimensiones FIBA (tal y como hizo USA) que tanto perjudican a la estrella griega.

España se ajustó a sus necesidades. Estrategia, juego a pocos puntos y tratar de reventar desde el inicio por dentro, a modo de contradicción (de ahí el ajuste de Pierre Oriola como titular), siendo que el equipo serbio tiene la altura media más alta del campeonato y forzando un juego más lento donde el combinado de un Sergio Scariolo (que ha destacado como estratega más que en ningún otro torneo por esa necesidad de adaptación) hábil a la hora de ganarle la partida a Djrodjevic en el aspecto clave del partido.

Australia le aguantó el ritmo a Francia por un motivo muy simple: los europeos tiraron de físico y los oceánicos de ingenio. Bien es cierto que el talento de los galos es un punto superior al de los aussies, pero no así su capacidad para controlarlo en los momentos adecuados cuando el balón más quema.

USA cogió las riendas desde el minuto 1 de partido y lo quiso reventar lo antes posibles. Contra Grecia tal vez esa no fuera la clave, pero contra un equipo más veterano como el sudamericano, el plan era más sencillo de acometer por su estilo de juego, además de que Gregg Popovich hizo gala de sus galones en momentos clave para mantenerse invencibles más de 13 años después.

3- La defensa: El elemento esencial para ganar campeonatos. En un torneo donde se habían anotado grandes palizas contra equipos débiles, el ajuste de las grandes selecciones en los momentos clave. España con Serbia, USA con Turquía o Grecia y Polonia con Rusia por poner algún ejemplo. El aspecto defensor en sí no gana campeonatos como nos han contado desde siempre, pero si que lo hace mantener la calidad ofensiva mostrada y además ajustar los puntos que anotan en tu aro. Porque 1+1 no son 7 de por sí, pero una canasta anotada más la que no te anotan pueden dejar una distancia cerca de los 7 puntos dependiendo del punto del partido.

Y cerrando con la ronda clasificatoria del 17-32, con Nueva Zelanda dejando a Turquía sin opciones de Preolímpico, con Montenegro ganando su primer partido en un Mundial, con Nigeria volviendo a representar al continente africana en los Juegos o con Puerto Rico y República Domincana clasificados para el Preolímpico y con ganas de dar guerra para tener su oportunidad.

Porque siempre habrá equipos busquen un objetivo u otro, pero hay que entender que todos los torneos tienen el mismo funcionamiento y con el mismo mecanismo. La clave es saber encontrar las piezas que lo hagan funcionar a tu favor.