Cierre al documental de diez partes que empezaba con la pretemporada de Paris, seguía con las dificultades que el final de la década de 1980 y el inicio de la de 1990 supusieron hacía su camino al éxito, sumado al éxito del Dream Team o su primera gran etapa antes de jugar al béisbol para volver 18 meses después a dominar la NBA hasta que elementos externos frenaron la continuidad de aquello. Con todo ello, toca ver los distintos ángulos sobre los que pocas veces se ha puesto el foco.

Todo ciclo su fin, y el de los Bulls de la última década del siglo XX fue la temporada 1997-1998 con su ‘Último Baile’, el de uno de los mejores (puede que el mejor) proyectos deportivos de toda la historia del baloncesto pero también del baloncesto. Un final anunciado que cumplió con un guión establecido (en su marco).

Los Indiana Pacers eran el último escollo antes que repetir finales contra Utah Jazz. Un Reggie Miller en apogeo junto con un entrenador brillante en la figura Larry Bird, quién brilló en cada elemento en el que triunfó (fuera jugador, entrenador o directivo) para tratar de ganar al ‘Jesús Negro’ para cambiar la historia.

Mientras tanto, en el proceso de volver hacia atrás para tomar conciencia de lo que ocurría en la última temporada, tocaba hablar de la historia de Steve Kerr. Una familia por parte dedicada al estudio y desarrollo de Oriente Medio, que le llevó a nacer en Beirut donde 18 años después su padre fallecería mientras ocupaba el puesto de Presidente de la Universidad Americana de la capital libanesa. Aquella experiencia aún como novato en la universidad le llevó a centrarse en el baloncesto y le sirvió para convertirse en uno de los tiradores más efectivos de todos los tiempos.

Con Kerr haciendo de Paxson para anotar los tiros vital cuando Jordan recibía defensas dobles, el mayor rival del equipo de la Ciudad del Viento en sus dos últimas temporadas exitosas fueron los Utah Jazz. John Stockton (único portavoz de aquel equipo en el documental) y Karl Malone lideraban a un equipo que era la gran amenaza en el Oeste por aquellas fechas siendo ‘El Cartero’ MVP de la competición en su primer duelo en las finales de 1997. La motivación de MJ por no ganar el título de mejor jugador de temporada regular, el llamado ‘Flu Game‘ que realmente fue el ‘Pizza intoxicated Game‘ o la última gran

Una vez terminado aquel periplo glorioso, las decisiones tomadas por parte del General Manager y el propietario desembocaron en que la fiesta de celebración fuera una serie de reivindicaciones estériles para pedir el asalto a un séptimo anillo. Todos los protagonistas directos hablaron de que si se hubieran dado las circunstancias adecuadas ese intento de ‘4-peatsi se podría haber llevado a cabo y el propio Michael Jordan tildaba aquello de «exasperante». No llovió a gusto de nadie aquél día pero si queda como muestra de que en los grandes proyectos saber tomar decisiones difíciles y acertadas (pero también incorrectas) pueden cambiar cualquier historia. Mientras tanto, los Bulls seguirán esperando a que pase la situación actual para poder reconstruir su equipo una vez más.