Desde que en aquel ya lejano 11 de marzo la competición se parase tras el positivo de Rudy Gobert, la NBA se ha mostrado imparable en los trámites legales de cara a poder cerrar la temporada más extraña de su historia.

La Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) marcó el camino a seguir por las competiciones de baloncesto en Europa y América tras decidir parar la competición (todas una detrás de otra fueron cancelando las temporadas y algunas se dieron por concluidas). Todo parecía temporal y terminó siendo el periodo más largo sin competición para la considerada mejor liga del mundo. Un escenario incierto donde acabó moviéndose a las mil maravillas a pesar de diversas presiones externas.

Oyendo las recomendaciones sanitarias y viendo que ocurría en otras ‘burbujas’ como las de Alemania o España, el comisionado Adam Silver, los propietarios de las franquicias y el sindicato de jugadores (NBPA) fueron moviéndose de forma eficaz para poder recuperar el tiempo perdido en cuanto fuera posible. Para ellos, la salud fue el factor principal de cara a continuar con la idea de volver o no. Los cero positivos en la jornada de ayer les han acabado dando la razón de que sí se podía hacer.

En medio de uno de los momentos más inverosímiles del siglo se llega a un extraño escenario (la burbuja de Disney) donde 22 equipos disputarán como mínimo 8 partidos para tratar de entrar en Playoffs y, más tarde, lograr el anillo. El #WholeNewGame como recurso para no decir implícitamente ‘saldremos de esta sea como sea’ ha resultado ser eficaz.

Por obligación, la NBA incluyó a tres equipos (San Antonio Spurs, Phoneix Suns y Washington Wizards) con pocas esperanzas de meterse entre los 16 mejores de la competición porque aún tenían opciones matemáticas de meterse. Como siempre, un paso por delante del resto. Por ello, sigue avanzando hacía un futuro incierto donde los problemas serán otros y donde una solución sea más fácil tras haber solventado los problemas adecuados cuando una solución óptima parecía una utopía.