AEK y Nymburk se enfrentaban en el segundo día de competición en busca del ansiado título en la cuarta temporada en la historia de la competición, con la intención por parte del equipo griego de ser el primero en repetir título en toda la historia, frente a la intención del conjunto checo, que buscaba su primer título de esta competición.

El partido empezó con Nymburk jugando mucho mejor, sabiendo aprovechar sus puntos fuertes en ataque y cubriendo los débiles en defensa les permitía liderar en el marcador gracias al rendimiento de hombres como Omar Prewitt o Hayden Dalton. Al AEK le costaba arrancar, a pesar del énfasis de Nikos Gkikas por tratar de sumar pero los errores en aro propio (especialmente a la hora de cerrar el rebote), dejando un primer parcial de 15-8.
La aparición de Keith Langford en el apartado anotador parecía dar algo de oxigeno al conjunto bicéfalo, pero los constantes errores se convertían en un obstáculo para tratar de salvar la situación. A pesar de todo, el desacierto del equipo checo y una notable subida de nivel por parte de los anfitriones permitió acercase en el marcador hasta el 23-21 al final del primer cuarto
El segundo cuarto empezó con Tyrese Rice mostrando su desparpajo y su habilidad en ambos lados de la pista, siendo el mejor del equipo ateniense junto a Nikos Zisis, que se acabaron topando, a medida de que avanzaba el encuentro, con la ambición del equipo de Nymburk, comandado por Vojtech Hruban, por tratar de mantener a los suyos en el partido. A pesar de seguir sin cerrar el rebote correctamente, la aparición ofensiva de los ex jugadores del PAOK, Linos Chrisikopoulos y Yannick Moreira, el conjunto dirigido por el también ex del equipo de Tesalónica, Ilias Papatheodorou, mandaban en el 30-35 a cinco minutos del descanso.
El conjunto dirigido por Oren Amiel, a pesar de ir de menos a más en el cuarto, no llegaba a encontrase cómodo en el partido a causa del estilo de juego del AEK, que a pesar de no estar acertado, estaba jugando cómodo en un OAKA sin público (tiro con rectificado de Rice incluido), dejando un marcador de 39-44 a su favor al descanso.
Tras la reanudación, AEK empezó mucho mejor de lo demostrado antes del pasos por el vestuario, a pesar de que Nymburk seguía a un nivel altísimo, tratando de encontrar los huecos del conjunto de amarillo y negro. A pesar de encontrar espacios y forzar situaciones a su favor, el conjunto checo expuso demasiado sus puntos débiles, cosa que acabó aprovechando gente como Keith Langford o Yannick Moreira para distanciarse hasta el 50-59 al inicio de la segunda parte.
Hombres como Matt Lojeski, Marcus Slaugther, Nikos Rogkavopoulos o Vladimir Jankovic aparecían a cuenta gotas para aportar esos puntos que le habían faltado al equipo ‘anfitrión’ en la primera parte. Con todo ello, AEK empezó a marcar ‘territorio’ y a poner diferencia en el marcador. Al final del tercer cuarto era de 58-69.
El último cuarto empezó con ambos equipos encontrando el aro de forma relativamente sencilla, con Vojtech Hruban o Tyrese Rice anotando con mucha facilidad, para darle ritmo a un encuentro que se estaba basando en forzar errores. A cinco minutos del final del partido, el marcador era de 72-80.
Finalmente, el AEK logró aguantar su ventaja en el marcador, pese al alto ritmo de juego en los compases finales de juego, y lograr así asegurarse volver a las semifinales de la competición con un abultado (y poco representativo) 82-94 marcador final.