Ya están definida la final masculina, será un equipo americano contra uno europeo como en las últimas ediciones, aunque esta vez se repetirá la edición del año 2000, con los norteamericanos y franceses jugando el primer y último encuentro de su participación olímpica en un año donde las sorpresas están a la orden del día, además de que ese último enfrentamiento entre ambos da pie a pensar en ello.

Estados Unidos ha vuelto a una final olímpica, como hace de forma ininterrumpida desde 2008 y se encontrará con su tercer rival distinto desde entonces. Tras España (en dos ocasiones) y Serbia en Río de Janeiro, Francia volverá a ser el rival, tal como ocurrió en Sidney 2000 y, curiosamente, han tenido que ganar a la selección australiana para ello, pero el conjunto dirigido por Vicent Collet sigue siendo el último que ha logrado vencer en partido oficial en dos ocasiones.
El conjunto norteamericano finiquitó el trabajo en el tercer cuarto, pese a no ser su cuarto fetiche en estos Juegos Olímpicos (aunque también lo fuera contra España), logrando superar la treintena de puntos para rematar las esperanzas del equipo oceánico, que llegaba con la esperanza de dar la sorpresa ante los grandes favoritos pero el 97-78 final mostraba claramente quién había logrado dominar el encuentro.
La otra semifinal fue, sin duda, el partido de lo que llevamos disputado del torneo masculino. La Eslovenia del invicto Luka Doncic se enfrentaba con el único combinado que había logrado ganarle a los Estados Unidos en competición oficial desde Atenas 2004: Francia. Tras ver su recorrido durante este torneo olímpico, las previsiones acerca de este partido eran altas pero el encuentro en sí superó las expectativas.
El encuentro estuvo igualad desde el inicio, con ambas selecciones luchando de igual a igual durante casi 40 minutos, con Doncic haciendo una actuación que se completó como el tercer triple-doble en la historia de los JJOO y con jugadores como Mike Tobey, Klemen Preperlic, Vlatko Cancar y Zoran Dragic, con alguna aparición de Gregor Hrovat para tratar de alcanzar la final olímpica como delegación independiente por primera vez en su historia pero Nando de Colo y Evan Fournier en ataque, con alguna aparición de Frank Ntilikina además del espectáculo defensivo (más allá de lo realizado en ataque) de Rudy Gobert y un Nicolás Batum, que puso el tapón final para dejar el definitivo 90-89 y permitir que el conjunto galo llegase a la final del evento por primera vez en 21 años.