Antes de comenzar la temporada, Los Ángeles Lakers estaban terceros en las apuestas para convertirse en campeón de la NBA a final de temporada, pero los angelinos ni siquiera se han clasificado para el Play-In. Esas apuestas se cimentaban en el mercado de fichajes que hicieron los de púrpura y oro en verano, pero, ¿este fracaso ha sido tan inesperado como parece?

El fichaje estrella “laker” para esta temporada 21/22 fue el base de los Washington Wizards Russell Westbrook, que llegó a L.A. a cambio de Kyle Kuzma, Kentavious Caldwell-Pope y Montrezl Harrell. Dos de estos jugadores fueron clave para que los angelinos se alzaran con el título en 2020, el año de la burbuja. Westbrook llegaba de capa caída después de una temporada discreta en Washington, y en esta temporada no ha sido capaz de ser la tercera estrella que pretendían en los Lakers.
Otra clave, que ya comentamos en un artículo anterior en esta misma web, es la temporada lastrada por las lesiones de Anthony Davis. Cuando el pívot está en forma, es un jugador determinante en la pista. Pero el problema es que prácticamente no hemos visto esa versión de la Ceja en esta temporada. Solo ha jugado 40 partidos, y aún así le ha dado para promediar 23 puntos y 9,9 rebotes por partido.
El rendimiento del equipo post All-Star también ha sido clave para este fracaso final púrpura y oro. En los 24 partidos que se han jugado después del parón del fin de semana de las estrellas, los Lakers solo han ganado seis partidos, un bagaje lamentable para un equipo que aspiraba a todo a principio de temporada.
También se debería recalcar una de las pocas buenas noticias que han tenido los angelinos en esta temporada: Malik Monk. El escolta llegó a L.A. como jugador de rotación, y ha sido uno de los mejores jugadores de la temporada, algo que habla muy bien de él… y muy mal de otros jugadores que estaban destinados a marcar la diferencia pero que se quedaron a mitad de camino por lesiones, malos lanzamientos, pobres decisiones y malas actuaciones.