Duelo de resistencia entre dos equipos que venían de dos resultados totalmente opuestos en las últimas jornadas, con el objetivo puesto en luchar por la clasificación a toda costa. Bélgica contaba con aficionados extra, después de la victoria búlgara ante los anfitriones.

El partido empezó a lo loco, siendo los primeros minutos de más anotación de toda la fase de grupos en la capital caucásica, con jugadores como Dee Boost, Sasha Vezenkov, Hans Vanwijn, Retin Obasohan o Sasha Vezenkov. Esa efusividad anotadora dejó un marcador de 10-8 tras cinco minutos de juego.
Obasohan, Boost, Lecomte o Vezenkov mantuvieron ciertamente la tendencia y siendo Ismael Bako el artista principal, ya fuera con mates a lo ‘Karl Malone’ (con la mano que no machaca ‘sujetando’ la cabeza) o fallando bandejas inexplicables. Todo ese revuelo parecía mantener conjunto búlgaro por delante pero un triple sobre la bocina de Obasohan puso un marcador de 19-20 al final del primer cuarto.
El segundo cuarto empezó con un triple de Maxime De Zeeuw y con Vezenkov respondiendo desde los libres, con parte del voluntariado local animando al conjunto belga (‘Bélgica’, ‘Belgique’ o apoyando en defensa) por interés patrio. De Zeeuw y Lecomte distanciarían al equipo de Dario Gjergja en el marcador, antes y después del tiempo muerto pedido por Rosen Barchovski, dando pie a un marcador de 25-30 a cinco minutos del descanso.
Mientras las gradas del New Sports Palace se iban llenando, viendo la importancia de un grupo totalmente abierto, con Obasohan, Lecomte y Kostov animando el juego cuando más parado estaba, manteniendo la victoria que deseaban. Obasohan y Dimitar Dimitrov pusieron las notas finales a la primera parte, dejando un marcador de 30-41.
Tras la reanudación, Sasha Vezenkov y Pavlin Ivanov fueron la repuesta para el ímpetu de Retin Obasohan de inicio, tanto de forma previa como posterior a todas sus acciones, dando un toque de igualdad al partido que rompería Pierre-Antoine Gillet con un triple para dejar un marcador de 47-50 pasados cinco minutos del tercer cuarto.
Las pausas y errores se convirtieron en tónica, con Emmanuel Lecomte o Dee Bost dando un toque de aire fresco en momentos puntuales, con ambos equipos tratando de no perder lo que habían logrado hasta ese punto de partido. Obasohan y Vezenkov dejaron un marcador de 60-66 a diez minutos de terminar el encuentro.
El último cuarto empezó con Jonathan Tabú liderando a Bélgica en diferentes ámbitos, al igual que Vezenkov, para mantener las esperanzas del conjunto balcánico, que se desvanecieron a medida que pasaban el tiempo, siendo el 71-77 a falta de cinco minutos para terminar el partido el gran ejemplo de todo ello.
Dimitar Dimitrov y Vezenkov apretaron hasta el final para dar algo de vida para Bulgaria, en el último baile de Dee Boost con el equipo, pero finalmente Bélgica, con Sam Van Rossom como líder espiritual desde la distancia, venció por 75-81, dando felicidad al público local y clasificándose para la siguiente ronda de la competición al equipo más peculiar del torneo, que tuvo sus opciones de pasar de ronda pese a todos lo problemas con los que comenzó el torneo.