Eurobasket / Sede de Berlín/ España frente a los antecedentes contra el anfitrión y el extra del ‘Eurobasket Arena’

Desde los primeros días de concentración en agosto, pasando por los partido amistosos de preparación, donde solo se cosechó una victoria frente a Grecia en Madrid, además de las obtenidas contra Islandia o Países Bajos durante el tramo de ‘Ventanas’, la sensación de que España pudiera llegar, un año más, entre los 4 mejores equipos del torneo, parecía una utopía, aunque fue una en la que creyeron todos los integrantes del combinado nacional. La victoria frente a Bulgaria, el golpe contra Bélgica o la clasificación para octavos como primeros de grupo son algunas de las piedras que han tenido que superar, pero aún quedan dos más para reconquistar el cetro europeo, que desde 2017 estaba en posesión de una Eslovenia que no repetirá hito tras su derrota frente a Polonia.

Rudy Fernández abrazando a Lorenzo Brown tras terminar el partido contra Finlandia. Foto de FIBA.

El Eurobasket de 2022 será recordado como el de las grandes sorpresas. Aleatorio hasta el extremo, con toneladas de talento mostrado durante toda la competición y con situaciones extradeportivas que, desgraciadamente, tapan parte de la magia de la edición. Pese a ello, España regresa una vez a unas semifinales, es decir, todo ha cambiado para que nada lo haya hecho realmente a la hora de pelear por las medallas, como en tantas otras ocasiones.


Respecto a las sensaciones con las que llegaba, especialmente a nivel personal, Rudy Fernández era claro al respecto: «Mientras que el equipo y yo estemos con ganas de afrontar una semifinal, que es lo que conlleva estar todos al 100%, el que esté en la pista tiene que olvidarse de todos los dolores, de toda la ‘tralla’ de este campeonato para afrontar una semifinal en la que no sabemos si volveremos a estar».


Respecto al rival, la imparable Alemania, y pudiendo pensar que por su estilo de juego, el planteamiento del partido podía ser similar al propuesto contra Finlandia, la cuestión era que enfrentarse contra un equipo con «mucha más calidad» que el nivel del equipo escandinavo y que pese al «nivel de parecido de amenaza en el triple» tenían mucha más intensidad física, «con muchos más kilos y centímetros, así que es bastante diferente», afirmaba Sergio Scariolo al respecto.

Sobre la forma en la que habían hablado tanto el seleccionador como el capitán sobre la forma de afrontar este partido (disfrutar y competir), Willy Hernangómez decía que son «dos palabras diferentes con el mismo significado, hay que disfrutar de competir, en el momento de estar en una semifinal» remarcando el hecho de que «una persona alcanza muy pocas veces» este tramo de la competición y lo importante que es aprovechar una oportunidad así «por» ellos «mismos», aún «teniendo a toda la afición en contra» en un partido clave.

Jugar contra el anfitrión no es tarea sencilla, pero la última vez que España hizo frente al equipo local en una semifinales del Eurobasket, la historia sonrío al combinado nacional, que terminaría ganando el título, aunque como bien recordaba el ‘Capitán Fernández’, Pau Gasol ya no está en la plantilla. Pese a ello, una cosa está clara, es el tipo de partido donde las estrellas se consolidan o empiezan a ser consideradas como tal.

Sin embargo, la última vez que la selección española y el combinado teutón se midieron a estas alturas de torneo, la situación no fue la ideal. Emparejamiento prácticamente igual que durante aquella edición de 2005 (organizada por Serbia y Montenegro, un año antes de ser países independientes uno del otro), Francia también estuvo en el otro partido y donde acabó partido contra Grecia, eventual campeón de aquel torneo (que en esta edición ha caído precisamente con los anfitriones).

Teniendo en cuenta aquel duelo del ‘Beogradska Arena‘, el combinado finalista de aquella cita venció por un apurado 74-73, única vez en las seis que han sucedido entre ambos en este siglo que ha decantado en contra del combinado nacional, incluido un 76-77 la última vez que ambos equipos se vieron las caras en un Eurobasket en esta pista, con la clasificación para las fases eliminatorias, tras una fase de grupos dura y que terminó con los también entonces co-anfitriones fuera del torneo (mucho más rápido que durante la presente edición). Aquello también ocurrió en la edición de 2015, la última que ganó España.

En aquél último precedente donde ambos estuvieron frente a frente en el mismo escenario que dentro de unas horas es, sin duda, lo más cercano a saber cuál puede ser la imagen del EuroBasket Arena (nombre oficial del ‘Mercedes’ durante la competición’) para esta cita en el número de aficionados. Aquél día también hubo lleno. Dicho días Dennis Schroëder, también estrella en aquella ocasión anotó 25 puntos y falló un tiro libre clave par clasificarse. España, cabe recalcarlo, también ganó en aquella ocasión. Buenos precedentes pese a un contexto diferente, ya que Alemania parte como favorita esta vez y no lo fue en los anteriores encuentros. El tiempo y los 40 (45 o los que sean) minutos de juego decidirán quién estará, de nuevo, en una gran final europea.

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