Los anfitriones buscaban vencer contra otra una de las sorpresas del torneo, pese a que ambas venían de unas semifinales duras (por lo deportivo y/o emocional) antes de pelear por una medalla que seguiría dando valor al gran torneo realizado por ambas selecciones.

El partido empezó con Alemania pensando en sumar solo con triples. Johannes Voigtmann y Andreas Obst sumaron un triple por cabeza para resistir un tramo sin buen juego, mientras Polonia trataba de mantenerse con el trabajo de Olek Balcerowski, con AJ Slaugther y Mateusz Ponitka de escuderos, trataron de luchar por coger el ritmo de partido (un día más, sin éxito) antes de que Franz Wagner, que anotó un gran mate (respondido por el pívot polaco) para dejar un marcador de 10-8 tras cinco minutos de juego.

Theis se sumó (esta vez sí) con un mate, en un tramo de juego muy físico que terminó por estilizarse, con Wagner, Jaroslaw o Dennis Schroëder anotando de forma eficaz mientras se fallaban mates en ambos lados de la pista. Los anfitriones se hicieron fuertes antes de terminar el primer cuarto, manteniendo su ventaja con un marcador de 19-14.

El segundo cuarto empezó con Balcerowski siendo el líder del conjunto polaco en ambos lados de la pista y Ponitka o Michal Sokolowski siendo los escuderos, mientras lograban parar en defensa (como equipo) las inestables tentativas alemanas de sumar puntos con fluidez. La hibernación anotadora dejó un marcador de 21-20 a menos de cinco minutos del descanso.

La irregularidad anotadora permaneció en el partido hasta que la selección teutona cambió el chip tras un tiempo muerto del seleccionador Gordie Herbert, que les llevó a sumar un buen parcial gracias a su juego colectivo y trabajado, permitiendo llegar a un marcador de 36-23 al final de la primera parte (siendo la segunda vez desde 1999 que los alemanes reciben tan pocos puntos al llegar a la pausa).

Tras la reanudación, Polonia salió con ganas de cambiar la situación. pero no fue capaz de mantener esa dinámica lo suficiente como para cambiar el ritmo del partido. La resistencia de los anfitriones fue lo suficientemente buena como para frenar el ímpetu propulsado por AJ Slaugther y Michal Sokolowski, que lograron llegar a poner un marcador de 46-36 pasados cinco minutos del tercer cuarto.

Franz Wagner, Daniel Theis y Maodo Lo volvieron a poner al equipo co-organizador en dinámica de anotación, mostrando recursos de todo tipo para mantener una distancia similar a los diez puntos de juego, permitiendo que Alemania llegase a un total de 800 puntos en una sola edición de un Eurobasket por primera vez en su historia. Un triple de Slaugther dejó un marcador de 54-49 a diez minutos de terminar el encuentro.

El último cuarto empezó con Alexander Dziewa y Jakub Garbacz poniendo resistencia para mantener con opciones de ganar el encuentro, logrando empatar el partido (a 59) pese a que Schroëder, Johannes Voigtmann y Nick Weiler-Babb lograron, por momentos, mantener la embestida visitante, conservando una pequeña ventaja. El nuevo pívot del Olimpia Milán y Aaron Cel dejaron un marcador de 68-64 tras tres triples seguidos a falta de cinco minutos para terminar la conocida como ‘final de consolación’.

Schroëder (con su nuevo contrato firmado y con LeBron James vigilando desde la gradas) terminó liderando la sentencia y lograr sumar la victoria de bronce por 82-69 para que Alemania tocase metal en esta edición, pese a que Polonia peleó hasta el final para intentar sumar algo positivo, cayendo de nuevo, en los errores que le impidieron alcanzar la gran final de un torneo, que tal como había ocurrido a lo largo del torneo, no tuvo posibilidad de mostrar sensatez alguna.