Tras vencer a Lituania le salió decir «seguimos» con una sonrisa de oreja a oreja, con las ganas de querer luchar por un objetivo que, a pesar de todo, no parecía destinado a ser de un grupo al que se les pronóstico una posición alejadas de las medallas, pero como siempre, el que ríe el último, ríe mejor y el premio a mejor jugador del torneo acabó vistiendo de rojo y amarillo, como el equipo que terminó venciendo el considerado mejor Europeo de la historia en su desarrollo.

El premio a MVP, en cualquier torneo, siempre supone la culminación a un gran trabajo individual, como representación del jugador clave que permite al colectivo dar lo mejor de si mismo, una continuación de Rudy Fernández o Sergio Scariolo cuando al mallorquín le tocaba esperar en el banquillo para sumar su veteranía, esa que ya tiene también el de Las Rozas.
Empezando por la final, con Willy de titular y haciendo falta de tiro sobre Gobert, antes de fajarse con él, peleando cada balón con los interiores para poder machacar el aro con comodidad, para aprovechar unos huecos que buscaba más en la zona exterior para poder sacar a los pívots y, así, aprovechar el hueco. La victoria contra Francia empezaba con el hombre que más juego había generado para el equipo español durante todo el verano.
En la segunda parte fue clave para dar contundencia y sumar puntos en la pintura, permitiendo que el juego exterior pudiera generar para dar el golpe definitivo al partido, especialmente su hermano Juancho (MVP del partido), Lorenzo Brown y Jaime Fernández. Un golpe clave contra Francia, 7 años y 1 días después de que lo lograse Pau Gasol.
Pese a que la estrella anotadora del torneo fue. Brown, todo lo que pasaba en ataque siempre comenzaba por ‘Willy’. Empezó anotando la primera canasta en hasta 5 de los partidos disputados, dato que alcanza los 9 partidos, (es decir, todo el torneo) si le sumamos también el dato de ser el primer anotador del equipo nacional en cualquier encuentro disputado durante la competición. La ‘pica en Flandes’ no fue Bélgica. Había cosas más grandes en juego.

La victoria contra su fraternal Alemania o su gran partido contra Finlandia empezaban a coronar el premio de un jugador a la sombra de Jonas Valanciunas en la NBA, al que ganó en un la ronda de octavos, sin tener un gran partido pero siendo clave cuando le tocó emparejarse contra su compañero en New Orleans, para iniciar el camino a por el soñado título .

En la fase de grupos, los partidos de las Ventanas y en los preparatorios fue donde su presencia en la pista comenzó a notarse con gran potencia, mostrando todo lo que terminaría siendo para España en la gran cita continental, con todo lo que llegó a su poner.
Al final, el ’14’ España formó junto a Dennis Schroëder, Giannis Antetokounmpo, Rudy Gobert y Lorenzo Brown un quinteto ideal bastante peculiar. El torneo merecía tener un simil así. Tan extraño como merecido para el jugador que se llevó el premio al más valioso del mismo.
Atrás pudieron quedar jugadores como Luka Doncic, Mateusz Ponitka, Guerschon Yabusele, Franz Wagner o un Alberto Díaz que deslumbró en defensa como lo hizo ‘Willy’ en ataque siempre que pudo, siendo el ariete ofensivo de una selección que recibió su merecido premio.