Volvió. La mejor liga del mundo. El espectáculo americano por excelencia. Qué larga se ha hecho la espera, ¿verdad? Y mira que el verano NBA siempre se mantiene activo entre agencia libre, traspasos, despidos y contrataciones, rumores, vídeos de Ben Simmons tirando triples en entrenamientos (lleva engañándonos así ya unos cuatro años), declaraciones polémicas en podcasts, rifirrafes tuiteros y demás. La NBA en ocasiones es innecesariamente dramática, pero bien que lo disfrutamos.

Foto de NBA

La ópera magna de esta pretemporada fue el vídeo filtrado del puñetazo de Draymond Green a su compañero Jordan Poole en un entrenamiento de los Golden State Warriors. Todos conocemos ya a Draymond a estas alturas de la película. Pero que anoche estuvieran tan normales recibiendo su anillo en la ceremonia inaugural y más tarde jugando juntos como si nada, da que pensar. Más da que pensar la breve charla en tono coloquial que debieron tener LeBron James y el propio Draymond en un impás del partido. Los rumores no paran de colocar al engranaje defensivo de los Warriors en los Lakers en un posible traspaso y ellos mismos alimentaron el fuego deliberadamente. Estas cosas sólo pasan en la NBA.

No he hablado todavía de los partidos, fíjense. Ayer tuvimos dos. Los Warriors vapulearon cómodamente a unos Lakers que son posiblemente el roster peor construido de la liga. Falta de tiro exterior y defensa que se vio reflejado en la cancha. LeBron sabe que el anillo este año es imposible y su único objetivo es el de superar el récord de anotación histórico de Kareem Abdul-Jabbar. Ni Patrick Beverley y sus locuras van a hacer competitivos a los angelinos hasta que decidan dar puerta a Westbrook y sus primeras rondas en un traspaso que se vislumbra pero no se sabe cuando llegará.

En el otro lado del país jugaron los Celtics con los Sixers. Un duelo esperado entre dos rivales históricos en el que los verdes salieron vencedores. No mentiré. Esperaba otro resultado. El drama de la suspensión de Ime Udoka podía romper la química que tiene el equipo pero no parecen haberse visto afectados, y eso que enfrente tenían a un duro rival que va a estar peleando por el anillo. En general los Sixers tienen una de las mejores plantillas de la liga, pero deben adaptarse los unos a los otros. Embiid, con lo dominante que es en el interior, no debería lanzar tanto de tres. Ayer terminó con un 16% en triples. Su juego estrella se desarrolla en el poste. Si Doc Rivers es capaz de meterle en la cabeza que debe dominar bajo los aros por muy bueno que sea con el balón, será un serio candidato al MVP.

Un primer día que nos quita el mono de volver a ver la NBA pero que nos deja con muchas ganas de seguir viendo cosas. Qué bueno saber que vienen por delante unos siete u ocho meses de baloncesto ininterrumpido. A disfrutar. Que viva la NBA.